Dado que nuestras motos son, con los años, igual que nosotros, o sea, de poco fiar… lo mejor es disponer en todo momento de un mínimo equipo de emergencia con el que solventar cualquier problema inesperado en ruta, donde no haya nadie ni nada que nos pueda ayudar.
Todo el material va colocado en la cajuela de herramientas, donde, además, aunque no se vea en las fotos, están los cables con camisa de acelerador y embrague. Y fuera, en su lugar correspondiente, la bomba de inflar.
En las dos cajitas de chapa en las que antiguamente se guardaban los parches y la lija, etc. ahora también va eso, y además, pequeños tornillos y tuercas, bombillas pequeñas, fusibles, llave de obuses, algo de alambre y arandelas varias.
El resto va en una bolsa de herramientas que entregaban a finales de los 70 al suscribirse a “El Bricolaje de la Moto”, la peor enciclopedia que sobre el tema haya leído, que hice completa para venderla en cuanto la terminé, casi regalada, con tal de no volverla a ver. Pero me quedé con la “Bolsa de Herramientas Palmera” que acompañaba al primer fascículo.
En la foto se ve un pequeño paquete blanco de plástico, donde van envueltas las llaves de tubo para levantar la culata. Aparte, en la bolsa, la inglesa, un destornillador y desmontable, planas varias, lima cola de ratón, destornillador pequeño, carda, juego de galgas, llave de punto para regular la amortiguación trasera, de estrella para las tuercas del cilindro-culata, llave bujía y destornillador plano, Allen, alicates de pico, racord de bomba, lámpara del faro, bujías, y medidor de presión de ruedas.
Obviamente, lo ideal es que nada de esto nos haga falta, pero hay que tener en cuenta cómo eran las carreteras hace 35 años, y lo difícil que era encontrar a alguien que nos pudiese prestar un simple destornillador. La costumbre, ya antigua, de llevar repleta la cajuela, con todo tipo de herramientas, aún hoy puede ser útil, sobre todo si transitamos por lugares de muy escaso tráfico.